autor: Joy Williams
edición: Alpha Decay (2014)
edición: Alpha Decay (2014)
Hacía tiempo que me apetecía leer uno de los libros de la editorial Alpha Decay. Sus elegantes y sugerentes ediciones siempre me han llamado la atención, pero la palma se la lleva sin duda la hermosa portada de “Los vivos y los muertos” de Joy Williams. Esos colores, el ojo que nos espía entre la maleza, su hermoso título; todo en él resultaba atrayente, así que no dudé en cazarlo cuando lo vi como novedad en la biblioteca. Nada sabía yo de Joy Williams, autora poco prolífica pero muy bien considerada por la crítica, no en vano en 1974 fue finalista del National Book Award y esta obra que hoy visita Otranto, escrita en 2000, fue finalista del premio Pulitzer al año siguiente. Ante este currículum es inevitable tener unas expectativas más que altas.
Sinopsis:
Este es un libro de personajes: poco o nada importa aquí la trama. Lo que nos arrastra a la lectura son esos individos que se pasean por sus páginas: seres complejos emocionalmente, personas que sienten y perciben la vida con toda su intensidad. Sus miedos, sus inquietudes, sus sueños,... Todo ello reside en estas cuatrocientas páginas repletas de alegorías sobre la vida y la muerte, pues en torno a ello gira nuestra existencia, nuestro paso por este mundo. La remota y árida Arizona pone un telón de fondo privilegiado a una historia llena de contrastes, rebosante de espiritualidad y de cruda realidad.
Conoceremos aquí a un grupo de amigas muy diferentes pero a la vez bien avenidas. Alice vive con sus abuelos tras perder a su madre; poco sabe de su padre y tampoco le interesa. Es una chica astuta, independiente, firme defensora de la naturaleza. Mantiene una curiosa relación de amistad con Annabel, quien acaba de llegar a la ciudad con su padre tras haber fallecido recientemente su madre. Corvus es una compañera de colegio de Alice. Acaba de perder trágicamente a sus progenitores y pronto se une al club de las huérfanas, ese trío de Moiras que Carter, el padre de Annabel, analiza con cierta incredulidad. Carter también está atravesando una época difícil: su mujer muerta lo visita por las noches en su alcoba, le suelta reprimendas y le da consejos para invertir en bolsa.
Otros individuos se pasean por los parajes oníricos de los desiertos de Arizona. Ray tuvo un ictus de pequeño y a raíz de ello le quedó un desagradable rictus en la boca. Ese detalle afea ligeramente su rostro pero quizás peores son las secuelas que el ataque dejó en su mente: ahí reside enjaulado un monito algo travieso que tiene días buenos y otros malos. Dick y Dinah Webb fueron antaño grandes viajantes y aventureros, pero a día de hoy viven en Florida encerrados en casa por culpa de la artritis de ella. Su casa posee un alto muro que rodea un jardín que alberga a un curioso conjunto de animales vivos. Tenemos también a Sherwin, un pianista con tendencias suicidas que actúa en fiestas algo deprimentes. Y como ellos tantos otros personajes que se materializan y luego desaparecen de repente para franquear los límites del más allá.
'Carter había empezado a pensar en las tres chicas como las Tres Moiras...
¿Cómo era posible que se llevaran tan bien? Eran muy distintas.
Una hilaba, otra medía y la última cortaba. El único nombre que recordaba de las tres
era Átropos, la inflexible, que sin duda era Alice. Veía en su querida Annabel a la hiladora
—de buen corazón, un poco inconsciente de sus actos—
y en la silenciosa Corvus a la que medía.'
¿Cómo era posible que se llevaran tan bien? Eran muy distintas.
Una hilaba, otra medía y la última cortaba. El único nombre que recordaba de las tres
era Átropos, la inflexible, que sin duda era Alice. Veía en su querida Annabel a la hiladora
—de buen corazón, un poco inconsciente de sus actos—
y en la silenciosa Corvus a la que medía.'
Opinión:
Pocas veces me pasa que tras leer un libro el poso que me queda sea tan difuso y poco dado a las interpretaciones como este. Sin duda he disfrutado de la lectura, de eso no tengo dudas; al principio me enganché rápido, pero enseguida vislumbré que no tenía delante algo convencional, más bien lo contrario. Incluso dudé en abandonarlo ante la aparente falta de una trama bien definida, pero algo me hizo continuar. “The Quick and the Dead” es un libro profundo, hermoso, muy turbador, pero requiere una buena dosis de confianza, como si de un salto al vacío se tratase.
Lo importante aquí no es la línea argumental (si es que la hay) sino los personajes, sus inquietudes y raciocinios. En esta historia los vivos piensan a menudo en la muerte y los muertos se resisten a abandonar a sus seres queridos, mezclando así los dos mundos en uno en el ocaso de un desierto fantasmagórico y ancestral. El libro invita a reflexionar sobre muchos aspectos. Sus diálogos y situaciones están repletos de dilemas morales y de preguntas lanzadas al aire cual dardos envenenados. Williams nos propone aquí un ejercicio de autoreflexión profundo aunque envuelto con una prosa subyugante y difícil de clasificar.
A la pregunta sobre si me ha gustado el libro la respuesta es contundente: sí. Pero aún no tengo claro en qué medida. Es extraña la empatía que esta historia ha generado en mí, así que mientras escribo esta reseña aún me tiene descolocado. Creo que necesitaré un tiempo para digerir lo leído y dar una firme opinión sobre el libro. Me viene a la mente otra lectura extraña y cautivadora que abordé hará ya unos años: “Las diez mil cosas” de Maria Dermoût. Recuerdo que cuando lo leí me impactó mucho, me dejó traspuesto, pero con el paso del tiempo guardo de la misma un bellísimo recuerdo. Si con esta novela me pasará lo mismo solo el tiempo lo puede predecir.
Ficha:
"Los vivos y los muertos" - Joy Williams
Alpha Decay (978-84-92837-76-2)
436 páginas
Alpha Decay (978-84-92837-76-2)
436 páginas
Por lo que comentas, parece una de esas novelas en que priman las sensaciones sobre la acción. Si está bien llevado es interesante, aunque en ocasiones si el autor no pone cuidado el lector puede quedar un poco perdido en un marasmo de reflexiones, sensaciones, pensamientos que le puede acabar resultando algo tedioso. Sobre las ediciones de Alpha Decay, la verdad es que son muy bonitas, aunque caras jeje. De esa editorial recomiendo sobre todas las cosas Trilobites, uan colección de relatos de Breece D'J Pancake, un autor americano que murió muy joven y solo dejó ese libro. ¡Saludos!
ResponderEliminarNo vas equivocado. Se trata de un libro de esos que no es apto para todos los gustos y que, o bien te atrapa, o bien lo dejas. Uno de esos extraños casos de comunión que a veces se dan con los libros.
EliminarSobre Trilobites no lo conocía, pero puedes dar por seguro que lo buscaré.
Muchas gracias por tu aporte!