autor: Boris Vian
edición: Tusquets (2009)
edición: Tusquets (2009)
Tenía a Boris Vian en un pedestal. Y eso gracias a una única y rotunda novela "Escupiré sobre vuestra tumba", una excelsa historia en clave negra sobre los prejuicios, el racismo y la venganza. Pero el mito se ha caído y mis ilusiones se han dado de bruces con el duro y frío pavimento. “A tiro limpio” me ha dejado traspuesto y no para bien. Tras leer el resumen de la contraportada atisbé algo de locura en la trama pero asumí encantado el riesgo confiando que Vian sortearía con elegancia (y con su particular humor) las dificultades de dicho argumento. Pero no ha sido así. La lectura ha resultado ser un fiasco de proporciones bíblicas. Eso sí, su sentido del humor sigue intacto.
Pero cual gato que se lame las heridas he recompuesto los fragmentos de mi vanidad literaria. Volveré a confiar en Vian. ¡No me queda otra! Un par de tomos suyos siguen esperándome en los estantes. Estoy seguro que me aguardan grandes momentos con él pero ahora mismo no estoy por la labor de profundizar más en su obra. Necesito un receso, un período de desintoxicación de este cóctel de alcohol, sexo y sustancias alucinógenas que es “A tiro limpio”.
Sinopsis:
Cuatro son los protagonistas de esta loca historia. Adelfín, refinado aristócrata de dudoso gusto. Serafinio, un übermacho con instintos incontrolables y virilidad a prueba de bombas. El mayor Loostiló, un militar en la reserva amigo del conde y Antioquío, compinche del militar. Todos ellos irán tras un misterioso objeto: el barbarón bífido. Dicha reliquia ha sido sustraída a Adelfín y sustituida por una vulgar imitación. A partir de ahí comienza una desbocada persecución en pos de recuperar la extraña pertenencia. Nuestra cordura se verá resentida. La salud de algunos de los personajes también.
A través de las pocas páginas del libro viajaremos de países exóticos a sótanos tenebrosos. Conoceremos a personajes rimbombantes, a beodos y a monstruos ignotos. Seremos testigos de múltiples explosiones dignas de Hannibal Smith y los suyos. El reguero de muertos que dejaremos tras nuestro es de órdago. Todo ello aderezado con generosas dosis de violencia, excesos varios y locura a tutiplén.
Normalmente suelo escoger para la reseña un texto que enaltezca el carácter general de la obra y que resalte los matices de su prosa. Busco fragmentos significativos de la trama que inviten al lector a querer profundizar en la misma. En este caso en concreto he obviado los pocos párrafos en los que Vian hace gala de su prosa para mostrar sin tapujos la realidad que os encontraréis si os atrevéis con ella. Eso sí, he evitado poner nombres para no hacer spoilers.
'De pronto alargó las manos con los dedos crispados
y agarró por el cuello a X, le hundió el dedo índice izquierdo
en un ojo y, ¡horror!, se lo sacó por el otro y, sujetando
al desgraciado por el puente nasal, a zarpazos con la diestra mano
le desgarró el vientre y las ingles.'
y agarró por el cuello a X, le hundió el dedo índice izquierdo
en un ojo y, ¡horror!, se lo sacó por el otro y, sujetando
al desgraciado por el puente nasal, a zarpazos con la diestra mano
le desgarró el vientre y las ingles.'
Opinión:
La palabra que mejor define este libro es sinsentido. El tono de la novela, sus personajes, las escenas pasadas de rosca, todo parece fruto de un mal viaje con psicotrópicos. La trama se ampara en un despropósito tras otro, sin tregua ni descanso. Vian se desmarca con un salto al vacío sin red, un triple mortal con todos los visos de acabar en leñazo mayúsculo. Y en mi opinión se la pega. Creo que es la mayor tomadura de pelo que jamás he leído.
Pero seamos positivos. Lo mejor del relato es que está organizado en capítulos minúsculos que se leen del tirón, como escenas de un guiñol que se suceden una tras otra cada vez que se abre la cortinilla. La ironía y el humor negro de su pluma también siguen ahí, incombustibles: el tono irreverente, sardónico y algo chabacano del autor se condensa en personajes como el financiero Chupapela. Las descripciones de algunos de los individuos son, sin lugar a duda, lo mejor del libro. Quizá lo único que me gustó.
Me ha parecido entender que nunca antes se había traducido este original al castellano. ¿Casualidad? Quizás no había nadie tan osado para hacerlo. En definitiva, no creo que pueda recomendar el libro. Más aún después de haberlo dejado a medias cuando se vislumbraba ya el desenlace. Lo he intentado, os lo aseguro, pero me ha derrotado. Por puntos y desgaste, no por KO. Lo único que os puedo asegurar es que no he logrado saber qué es exactamente ese extraño barbarón. Si algún buen samaritano acaba el libro y resuelve el misterio que me lo explique, le estaré muy agradecido.
Ficha:
"A tiro limpio" - Boris Vian
Traducción de Juan Manuel Salmerón
Tusquets - Colección andanzas, 708 (978-84-8383-198-4)
114 páginas
Traducción de Juan Manuel Salmerón
Tusquets - Colección andanzas, 708 (978-84-8383-198-4)
114 páginas