La portada y el título de un libro suelen ser buenos ganchos para captar la atención de un potencial comprador. No hay más que acercarse a una librería y pasear entre los expositores: nuestro sentido de la vista y los mecanismos ocultos del cerebro harán el resto. Yo reconozco que lo hago en pocas ocasiones, o si más no lo uso para descartar libros y no para escogerlos, pero en ocasiones es casi inevitable caer en la tentación y echar un ojo a la sinopsis de la contraportada. "Los gigantes dormidos" de es uno de esos libros que, inefablemente, atraen la atención de inmediato. Nunca antes lo había ojeado, solo había visto su portada en internet, así que cuando el destino quiso que cayera en mis manos me sentí sumamente afortunado. Hasta que hojeé sus páginas. De entrada la distribución de los capítulos sembró en mí la semilla de la duda, pero aun así me lancé con ilusión a por él. Poco a poco su prosa ha conseguido rebajar mis altísimas expectativas y ha acabado por mostrarme una gran verdad: no es oro todo lo que reluce.
Escritos e hilvanados como un conjunto de expedientes desclasificados, los capítulos de "Los gigantes dormidos" nos sumergen en todo tipo de documentos (entrevistas, informes y transcripciones, incluso artículos periodísticos) para acabar construyendo una historia que tiene el acierto de mezclar diversos géneros. La premisa de partida es de lo más original: el hallazgo de una mano gigantesca hecha de metal y con unas misteriosas inscripciones a la que los expertos confieren una antigüedad asombrosa, haciendo imposible que esta sea obra del hombre.
Rose Franklin tenía once años cuando descubrió accidentalmente la mano en una localidad de Dakota del Sur; diecisiete años más tarde está a cargo de la investigación del objeto que ella misma encontró. La oficial Kara Resnik es una temeraria piloto de helicópteros del ejército estadounidense cuyo aparato cae abatido por un extraño artilugio durante una misión en Turquía, algo que la marcará para siempre. Un hombre misterioso del que nada sabemos es quien hace las entrevistas: de ellas se deduce el carácter manipulador de quien se mueve a gusto en las sombras de la burocracia y de las agencias secretas. Ellos tres son algunos de los hombres y mujeres que se verán atrapados por el hechizo de esa enorme mano robótica que esconde un poderoso y temible secreto.
de artistas e ingenieros con unos
conocimientos inigualables sobre
la estructura del universo.
Eran capaces de construir casi
cualquier cosa, manipular la materia
y utilizar la energía en modos
que nadie más conocía.
He aquí un eficaz blockbuster literario que logra su propósito de entretener (de sorprender incluso) pero que adolece de los pecados endémicos de este tipo de productos: trama previsible, personajes planos y estereotipados, giros rudos y algo forzados,... Su narrativa es muy cinematográfica y remite a obras como "The X-files" o "Pacific Rim" y precisamente por ello su potencial visual se ve algo mermado. A pesar de todo se esfuerza por resultar efectivo y hace uso de una prosa llana y directa, repleta de elementos contextualizadores que no hacen sino recalcar la idea de que lo que se nos explica ya lo hemos visto antes o nos suena vagamente.
El punto de partida de la novela muy interesante y su lenguaje es conciso y está exento de florituras. Hasta aquí todo perfecto. La historia está bien narrada, aunque la forma de distribuir los capítulos genera saltos y da una ligera sensación de inconexión e incoherencia; el caso del género de Ryan Mitchell es, por lo menos, sorprendente. El libro arranca con la promesa de una potente intriga tecnológica para luego acabar enmarañándose en conspiraciones gubernamentales y giros absurdos que ralentizan la acción y (¡he aquí el gran problema!) no conducen a ninguna parte.
Es demasiado obvio que esta es una novela de introducción. El meollo de la cuestión, toda la acción que el lector ansía ver nada más descubrir el secreto, se reserva para posteriores entregas. Pese al efectivo cliffhanger (tan en boga hoy en día) que el autor se guarda hasta el final el resultado no es satisfactorio. Si estáis dispuestos a aceptar estas condiciones adelante, id en pos del libro; si no tenéis ganas de quedaros a medias quizá merezca la pena esperar a tener el segundo tomo entre manos. Mi humilde opinión es que es un buen ejercicio de entretenimiento que va de más a menos a causa de su previsible evolución. Habrá que esperar pues a posteriores entregas para ver adonde nos quiere llevar el autor, aunque a esas alturas un servidor quizás se haya apeado ya del tren de "Los gigantes dormidos".
Stella maris (978-84-16541-68-3) - 2016
350 páginas
Hola :) Particularmente la encontré una novela muy entretenida como dices. Adolece por su estructura de personajes poco profundos, saltos temporales de la trama (aunque la podemos seguir perfectamente) y ese efecto cliffhanger para jugar con nosotros al "sigue leyendo". Tengo interés en ver como desarrolla su continuación, creo que el meollo de todo se expondrá ahora. ¿Qué es esa robot gigante? ¿Quién es realmente nuestro entrevistador y porque lo hace? Un abrazo^^
ResponderEliminarMuy buenas,
EliminarVeo que coincidimos en algunas opiniones. La verdad es que sí, el autor plantea un escenario interesante con este primer libro. A ver cómo lo desarrolla en futuros tomos, aunque con la premisa del robot sin duda ya tiene mucho ganado.
Muchas gracias por visitar Otranto.
@pancromatic