"¿Leer para viajar o viajar para leer?" La pregunta que lanzo aquí puede parecer una disyuntiva pero no tiene por que serlo. En mi caso creo que son plenamente compatibles. Y seguramente much@s de vosotr@s penséis lo mismo. La primera afirmación es obvia: cuando leemos viajamos a otro tiempo, a otras vidas y a otros lugares (reales o imaginarios). Leer es viajar, evadirse. En eso reside la belleza y la emoción de los libros.
Pero cuando, como en mi caso, la literatura se convierte en una especie de obsesión siempre acaba impregnando cualquier otra actividad que realicemos, como por ejemplo viajar. Cada año, al planificar las vacaciones estivales, recopilo información sobre las ciudades que voy a visitar e imprimo un mapa en el que marco un montón de crucecitas referentes a todo aquello que no me pienso perder: museos y monumentos que visitar, restaurantes donde comer, sitios especiales a los que ir. Y por supuesto librerías por las que deambular. Año tras año se ha convertido en una tradición aprovechar la ocasión y comprar por lo menos un libro en cada ciudad que visito, una especie de souvenir con un alto componente sentimental. Este año mi recorrido por parte del norte de España ha sido muy productivo, así que os paso a relatar lo que he visto y he vivido.
Donostia
San Sebastián es una ciudad maravillosa. ¡Qué os voy a explicar que no sepáis! Es de esas ciudades ideales para callejear y perderse, para pasear frente al mar y disfrutar de sus innumerables rincones mágicos. Y además es una ciudad en la que se respira gran ambiente cultural, hecho que se traduce en multitud de librerías. Yo visité dos de ellas.
Elkar nació en 1976 como un proyecto para promover la cultura vasca. Desde la librería Bilintx de Donostia se comenzó a gestar el germen de un modelo de negocio que apuesta fuerte por la literatura en euskera además del resto de idiomas. Hoy en día Elkar es un referente en Euskadi y Navarra, donde está fuertemente implantada, y es un reducto para los amantes de la literatura. Sus tiendas son modernas pero mantienen ese aire reposado y especial que rodea a las buenas librerías. Además el trato del personal es excelente: cercano y atento. Visité su web antes de viajar a Donostia y ante el vasto catálogo del que disponían opté por comprar un libro y solicité recogerlo en la tienda. En un principio temí que el plazo con el que había realizado la compra no fuese suficiente amplio y que tendría que volverme para casa de vacío. Pero mis temores eran infundados. El día antes de viajar a Donostia ya tenía la confirmación de que podía pasar a recoger el libro. ¡Eso sí es rapidez!
En un principio dudé si dirigirme a la librería Garoa pues estaba algo alejada de la ruta que tenía planeada por Donostia. Por suerte acabé acercándome y descubrí una de las mejores librerías que he pisado jamás. Una auténtica delicia, un lugar de peregrinaje obligado si pasáis por San Sebastián. Nada más entrar te rodea el aire diáfano y relajante de un espacio realmente excepcional. La librería es enorme, bien distrubuída y sin agobio ni estrechez alguna. Me encantó la ordenación de los libros por editoriales y su panel frontal, con una disposición exquisita. Hablando con el librero me comentó que hacía poco que estaban allí establecidos, apenas un año, pero que les iba muy bien. A tenor de lo que me enseñó no me extrañó para nada. Muy amablemente nos mostró la sala multiusos del piso inferior, una amplísimo espacio en el que realizan asiduamente actos culturales, presentaciones, exposiciones y demás. En el año que llevaban abiertos habían realizado ¡unas doscientas actividades! Darse a conocer y promocionar la librería es vital en estos días de crisis, y desde Garoa saben sin duda como hacerlo. Cuando salí de allí con un libro bajo el brazo lo hice con una sonrisa estúpida en el rostro, sabedor de que había hecho un auténtico hallazgo.
Librería Garoa |
De Donostia me llevo además el recuerdo de su mar, de ese azul profundo que se fragmenta en matices cobalto y turquesa para difuminarse en espuma blanca al romper contra las rocas. Ese vaivén del océano es hipnótico, amenazador y bello a partes iguales. Me deja grabados en la retina algunos fotogramas imposibles de trasladar a una hoja de texto por lo sublime de su belleza.
Iruña
Pamplona es una localidad con un casco antiguo pequeño pero hermoso. Sobrecoge su catedral, una excelsa y vasta obra que uno no esperaría encontrar en un lugar como ese. Del resto destaca, como no, el recorrido del encierro, que enfila la calle Estafeta en su último tramo antes de llegar a la plaza de toros. En esa misma calle, justo por detrás de la plaza del Castillo, se encuentra desde hace tres generaciones un pequeña pero encantadora librería: La casa del libro. Su llamativa fachada de madera pintada de turquesa enmarca una puerta que da acceso a un local minúsculo: a la derecha el mostrador, la papelería y el quiosco, a mano izquierda una intrincado conjunto de estanterías donde residen unos pocos pero bien seleccionados ejemplares. Cómo no la figura de Hemingway es omnipresente, no en vano la ciudad es famosa por su relación con el controvertido escritor. El café Iruña (sito en la plaza del Castillo) lo atestigua. Nos comenta el nieto del fundador que cuesta llegar a fin de mes, pero que lucha cada día por tirar adelante el sueño que llevó a cabo su abuelo y que hoy en día perdura con tesón. ¡Bravo por ellos!
La casa del libro |
Parapetada tras un bonito lugar para comer y tomar algo aparece Katakrak, un espacio moderno y muy luminoso en pleno casco antiguo, en la calle Mayor. Distribuida en dos niveles esta librería es de aquellas por las que uno se puede deleitar paseando entre estanterías repletas de libros. Vale la pena pasarse aunque sea un momento para conocer uno de los templos literarios de Pamplona. Cuando la visité iba en busca de un título en concreto, uno que por desgracia no puede encontrar. Salí con las manos vacías, pero debido más bien a que se acercaba la hora de comer y urgía llenar la panza. Estoy seguro que si hubiese tenido tiempo para rebuscar alguna cosita habría encontrado.
Soria
Soria es una ciudad con una fuerte relación con la literatura: Gerardo Diego le dedica sus poemas y fue allí donde Antonio Machado conoció al amor de su vida. Paseando por la Alameda de Cervantes se llega a la calle Collado, una de las preferidas por los autóctonos, ideal para pasear, ir de compras o quedar y tomar algo con amigos y conocidos. En esa misma calle llama la atención la fachada antigua de la librería Las Heras. Si sorprendente es su portal aún lo es más ese primer espacio que se presenta nada más cruzar el umbral, que se mantiene intacto desde hace años, y que debía ser la tienda original. No hay que perderse detalle de toda su arquitectura, es fabulosa. Subiendo un breve tramo de escalones nos internamos en la librería moderna, un espacio no muy grande pero muy bien nutrido con todo tipo de libros.
Librería Las Heras |
Un poco más adelante, llegados a una plaza, encontramos Santos Ochoa, un referente de las librerías en todo el país. Esta vez no llegué a entrar pues teniendo una sucursal cerca de casa, la que viene siendo mi librería de referencia para libros que no sean de género, no lo creí necesario. Eso sí, si entráis en ella tenéis que saber que en cualquier tienda de esta cadena el trato es exquisito y que si el libro que buscáis no lo tienen se desviven por localizarlo. Es una gozada visitarla de vez en cuando; de hecho yo lo hago siempre que puedo.
Sigüenza
En la provincia vecina encontramos Sigüenza, una hermosa villa con un casco antiguo digno de ser visitado al menos una vez en la vida. Frente a la catedral está la librería Rayuela, una de mis preferidas. Por desgracia este año no he podido visitarla, pero no puedo dejar de recomendarla. Es pequeña y deliciosa. El año que viene seguro que me acerco, es parte de los deberes literarios que me guardo para las próximas vacaciones.
Libros
Y a continuación os adjunto la lista de libros que he 'cazado' a lo largo de este agradable viaje:
- John Hawkes - "La pata del escarabajo" (Ed. Meettok)
- Don Carpenter - "La promoción del 49" (Ed. Gallo Nero)
- Ernest Hemingway - "Fiesta" (DeBolsillo)
- Julien Green - "Moira" (Ed. Automática)
Y a vosotros, ¿os gusta visitar librerías cuando estáis de viaje?
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