De un tiempo a esta parte intento cambiar mi punto de vista, buscando siempre lo que me interesa, con intención de abordar nuevos géneros, y es que la literatura es tan amplia (y bebe de tantas fuentes) que uno siempre encuentra un libro que sea de su agrado. Gracias a la labor de pequeñas y maravillosas editoriales como Setmana del llibre en català me acerqué a su caseta y pesqué “Gun, with Occasional Music” de . El resultado ha sido una de las experiencias lectoras más sorprendentes que recuerdo, una incursión en el noir que mezcla a con . Ya os podéis imaginar que no estamos ante una novela para nada convencional.
esto es más fácil que nunca. Aprovechando laConrad Metcalf es un inquisidor privado rudo y algo drogadicto que un buen día se despierta con un presentimiento: ese día en particular le saldrá un nuevo caso, uno de esos complejos y cargados de problemas. Nada más llegar al despacho su premonición se materializa en el personaje de Orton Angwine. Orton está acusado por la Oficina de ser el asesino de Maynard Stanhunt, un tipo odioso para el que Metcalf estuvo a punto de trabajar. Metcalf intuye que su cliente no tiene karma (está sin blanca) y decide rechazar el encargo que este le propone, aunque quizás su sino le haga cambiar de opinión.
¿Inquisidores, karma, la Oficina? Llegados a este punto algo chirría y resulta extraño: nos encontramos en una especie de distopía. Lethem se sirve de un universo muy particular y creativo (mezcla de los géneros criminal y de ciencia-ficción) para tejer una historia que impacta y entretiene a partes iguales. Cuando descubrimos la extraña relación que une a Metcalf con Delia Limetree ya no podemos sino alucinar de lo lindo; como si nos hubiésemos puesto hasta arriba con una de sus dosis. Pero en ese punto ya estamos tan enganchados a este truculento y alucinógeno relato que nada puede sorprendernos. Ni tan siquiera que los animales caminen erguidos sobre sus cuartos traseros, que hablen e incluso que tengan trabajos (eso sí, poco cualificados).
Superada la sorpresa inicial no queda otra que meternos de lleno en el meollo. La trama, como mandan los cánones del género, está repleta de fascinantes personajes que esconden secretos y delitos. Conocemos entonces al elenco de individuos que deambulan por sus páginas, cada cual más complejo y rebuscado, e intentamos esclarecer un caso que parece estar maldito.
era perquè havia convertit la seva vida
en un desastre. Era addicte a l'oblidol.
No m'entengueu malament, estic tan enganxat
al material com tothom, i potser de més i tot,
però l'Stanhunt feia servir l'oblidol per
llescar-se la vida com qui serveix talls
de gall d'indi el dia d'Acció de Gràcies.
Leer a Lethem es toda una experiencia: su narrativa es directa y contundente. El autor no tiene pelos en la lengua y su pluma va cargada de una fina ironía que nos hace sonreír cada pocas páginas. El personaje de Metcalf está lleno de clichés, eso es cierto, pero destaca sobre cualquier otro prototipo de investigador privado. El aura ruda y distante que le rodea hace de él un personaje con el que es fácil compartir causa.
El resultado final es una novela brillante, un ejercicio literario de puro entretenimiento, bien elaborado y muy bien traducido. Se lee de un soplo. Lethem es un fantástico narrador y nos engancha con su trama rocambolesca y su mezcla de géneros. La novela gustará por igual a fans del género fantástico y adictos a la novela criminal, pues cuando una historia está bien escrita el género o la temática no resultan determinantes para el veredicto final.
Nada más acabar de leer “Los viernes en Enrico's” me prometí a mí mismo que buscaría más cosas de Jonathan Lethem. Fui incapaz de determinar sus aportaciones en la escritura a cuatro manos y supe entonces que era uno de los grandes. Fue una casualidad que acabase en mis manos su primera novela, pero a día de hoy descansan en mis anaqueles otros títulos suyos a la espera de descubrir qué es capaz de ofrecerme este prometedor escritor..
Males Herbes (978-84-940514-7-0) - 2013
277 páginas
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