autor: Antoni Munné-Jordà
edición: Males Herbes (2015)
edición: Males Herbes (2015)
He dudado mucho, muchísimo, sobre qué nota ponerle a este libro, “Michelíada”, uno de los relatos más curiosos que han pasado por mis manos. Es por ello que intentaré dar toda la información posible y argumentar mis decisiones al máximo y que cada uno saque sus conclusiones (si puede ser contrastándolas con el libro). Hacía tiempo que sabía de esta curiosa epopeya. La editorial Males Herbes es una de mis preferidas en lengua catalana por su atrevimiento y frescura y entre sus títulos este que nos ocupa me había me llamado poderosamente la atención. Si a ello le sumamos reseñas como la del fabuloso blog de @ElBiblionauta mi hype no hacía sino aumentar. Así que fue verlo en la biblioteca y llevármelo para casa.
A. Munné-Jordà no es ningún neófito, sabe de lo que habla, no en vano ha sido durante años coordinador de la magnífica colección de ciencia-ficción que edita Pagès Editors. Lleva muchos años escribiendo y ha sido finalista, entre muchos otros, del premio Sant Jordi de narrativa. Así pues tras leer la sinopsis de la novela y conociendo el bagaje de su autor mis ganas de afrontar la nueva lectura eran inmensas. De hecho las primeras páginas se convirtieron en un auténtico disfrute (y en una locura también), pero una vez pasada la sorpresa inicial la cosa se enfrió un poco.
Sinopsis:
Nos trasladamos a un futuro no muy lejano, a una distopía bélica en la que dos bandos se enfrentan en una sangrienta batalla en la taiga, en una zona remota del planeta dividida por un río. Pero no es la guerra tal y como la hemos vivido, es algo nuevo. Las batallas tal y como las conocíamos han quedado obsoletas: lejos quedan ya aquellas primeras imágenes pixeladas de la noche iraquí surcada por ráfagas y explosiones de un verde fosforito. Los conflictos bélicos se han convertido en un negocio y se televisan, con todo lo que ello comporta: prima la estética de las imágenes, la correcta visualización de los sponsors, la clara división de los bandos y sus combatientes,... Tampoco se permite desperdiciar munición de gran calibre y se deben recoger los desechos tras cada contienda, que la ecología y el medioambiente interesan a los telespectadores. Estamos ante un gran circo mediático, un entretenimiento supervisado, y amañado, por la todopoderosa Corporación.
El caporal Michelín es destinado junto con sus nueve compañeros de unidad al frente para dar soporte al bando que va perdiendo. La Corporación quiere dar un golpe de efecto y resucitar televisivamente un conflicto que apenas tiene interés; por ello envía a esta unidad de mutantes, soldados mejorados genéticamente para guerrear. Son máquinas de matar fuertes y ágiles, sin apenas puntos débiles, que comparten una comunicación sensorial directa que les hace ir todos a una con una simple orden de su caporal. Se pretende así paliar la desventaja de uno de los bandos y aprovechar el tirón de popularidad de los soldados clónicos de élite. Se quiere alargar el espectáculo televisado y subir las cuotas de audiencia. Pero algo se torcerá y las perspectivas de la Corporación no se cumplirán.
Durante tres días asistiremos a múltiples asaltos entre los contendientes. La guerra tiene mucho de interés económico y también algo de religioso pero resultará ser algo ajeno a los propios combatientes, que luchan porque no saben hacer otra cosa. Las escaramuzas, las tácticas y las trampas (que también las hay) desequilibrarán la victoria hacia uno u otro bando. Cada mañana los dos campamentos sitos en sendas orillas despiertan con los gritos de ánimo de sus líderes y con el olor a pólvora y a napalm surcando el aire. Un nuevo día. Se masca la tensión. Comienza la batalla.
'En Michelín dret dalt del baluard alça els braços
i fa un terrible crit de còlera, un crit inhumà,
prehistòric i avernidor, còsmic, inoït en cap galaxia
ni en cap temps, que concentra en un sol sentiment
tota la còlera dels segles, i també tot el dolor sense forma
que no està programat per a sentir però que sense saber-ho
el viu amb més intensitat que la mateixa vida frustrada,
i la desolació, la solitud, i la ràbia,...'
i fa un terrible crit de còlera, un crit inhumà,
prehistòric i avernidor, còsmic, inoït en cap galaxia
ni en cap temps, que concentra en un sol sentiment
tota la còlera dels segles, i també tot el dolor sense forma
que no està programat per a sentir però que sense saber-ho
el viu amb més intensitat que la mateixa vida frustrada,
i la desolació, la solitud, i la ràbia,...'
Opinión:
“Michelíada” es una obra única, inimitable e intraducible, desbordante de originalidad, el producto de casi cuatro años de trabajo. Ideada en 24 capítulos (tantos como cantos tiene la “Ilíada”) se articula en los hechos y en las experiencias de combate vividos por sus personajes. Cada uno tiene su voz particular (nunca mejor dicho) pues cada personaje se expresa en diferentes dialectos y variantes del catalán; tenemos pues múltiples acentos y matices que enriquecen la lectura si bien puede costar acostumbrarse a los mismos de entrada. Hay también capítulos narrados en formatos menos usuales: desde un informe de batalla hasta las entradas de video y audio del sistema de grabación televisivo. El autor conjuga además elementos reales y tangibles para dar credibilidad al relato y para conectar emocionalmente con el lector de género. Se trata de un despliegue de virtuosismo literario sin parangón.
Lo mejor del libro son sin duda las interioridades de los campamentos: el lenguaje militar y sus exabruptos, las arengas para insuflar ánimos a la tropa,… Y el sargento Landrover contando las batallitas de cuando era tan solo un recluta. Desternillante. ¡Y qué decir de los nombres de los combatientes! Ducati, Alfa, Romeo, Skoda, Lancia o Audi por un lado y Exxon, Repsol, Esso, Petronas o Shell por el otro. No están tomados al azar, ni mucho menos, y no cuesta nada meterse en el juego de nombres comerciales que propone el autor, eso sí, tras un inicio que deja algo traspuesto. Los representantes humanos ante tanta barbarie, la doctora y la reportera, son las únicas que aportan algo de cordura y sensatez ante tanta máquina de matar con la adrenalina desbocada. Aunque quizás también algún guerrillero tenga su lado humano, si bien él lo desconoce.
Pero el artificio se acaba haciendo redundante y trescientas páginas para narrar tres días de combate acaban por resultar excesivas. Las situaciones se repiten, el ritmo apenas avanza y la tan esperada entrada de combate de Michelín se demora sin visos de solucionarse. Es cierto que algunos personajes evolucionan de forma interesante, pero son una minoría; el resto son estereotipos muy planos, meros espectadores o dianas sobre las que disparar. Al igual que las artimañas de Marlboro y Donut por orquestar el combate, los esfuerzos del autor por alargar su prosa acaban en saco roto. Por momentos me aburrí y seguí leyendo tan solo para saber qué sucedería al final. Es cierto que el trasfondo de crítica social da mucho juego en este libro, pero he echado en falta que se hiciese más inciso en esta vertiente o bien que se redujese el artificio narrativo, que tan poco aporta a la trama, para aligerar las páginas. La sensación final es buena pero de ligero desencanto, conocedor de que la idea germinal es en sí un bombazo, que se trata de una obra única e irrepetible pero que me ha sabido a poco por su falta de síntesis. Porque a veces menos es más.
Ficha:
"Michelíada" - Antoni Munné-Jordà
Males Herbes (978-84-943108-3-6)
321 páginas
Males Herbes (978-84-943108-3-6)
321 páginas
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