autor: Fernando Clemot
edición: Salto de Página (2015)
género: thriller psicológico
edición: Salto de Página (2015)
género: thriller psicológico
Los motivos para comprar un libro varían en cada lector. La portada, la sinopsis, el autor o su ambientación son motivos más que válidos para lanzarnos a leer una obra. En mi caso me llamaron la atención ese título breve pero contundente (Polaris), la portada y esa localización en tierras lejanas e inhóspitas, un escenario hermoso en su minimalismo pero capaz a su vez de suscitar los peores temores del hombre. Fue rememorar lecturas acaecidas en parajes como el que narra el libro y enseguida tuve claro que tenía que llevarme el libro a casa. Y es que de su autor, Fernando Clemot, nada sabía de antemano, así que desde luego no fue ese el elemento determinante. Aunque debo decir que el viaje a bordo del Eridanus no ha sido todo lo placentero que un servidor esperaba. El autor ha hecho todo lo posible por hilvanar una historia que, si bien parte de una premisa inquietante, acaba naufragando en las frías aguas polares.
Sinopsis:
El doctor Christian es interrogado a bordo del navío de prospecciones Eridanus en relación al fatídico día 4 de mayo y a los hechos acontecidos en los días previos. La comisión de investigación le pregunta por su labor a bordo, así como por los sucesivos encuentros que mantuvo con el resto de marineros. Sus interlocutores, uno de los cuales se mantiene siempre oculto en las sombras, ahondan en los miedos y las inseguridades del doctor buscando esclarecer qué sucedió esa nefasta jornada. El requerimiento que obliga a Christian a escarbar en sus recuerdos nos desvela a un individuo con excesiva tendencia a viajar al pasado y a revivir los terrores pretéritos.
En base a la narración sabemos que el Eridanus sale de Bergen rumbo a las islas Feroe y luego a Islandia siguiendo las órdenes de la oficina central. Esta es una simple escala en la ruta que debe conducir a la nave hacia Terranova y demás tierras norteñas del continente americano. Pero tras la última carta recibida a bordo hay un cambio de planes: la naviera obliga a cambiar el rumbo preestablecido y virar hacia la solitaria isla de Jan Mayen. Este minúsculo reducto, situado más allá del paralelo 75, es conocido por ser una tierra maldita y baldía, hecho que genera una nefasta perspectiva que acaba alterando el ánimo de toda la tripulación: la del propio doctor, la de Mutter, su ayudante en la enferemería, e incluso la del capitán Farrard.
La isla de Jan Mayen siempre ha estado rodeada de un halo de misterio. Deshabitada durante largos períodos de tiempo, su orografía agreste y una climatología típica de latitudes extremas ha impedido al hombre establecerse en ella de forma permanente. Tal es su fama que se dice que cuando un monje irlandés la descubrió en el s.XVI creyó haber hallado las mismísimas puertas del infierno. El cambio de ruta hacia ese nuevo destino esconde sin duda un secreto, algo que enturbia la convivencia entre los marinos y que hace desconfiar a unos de otros. Quizá el testimonio del doctor Christian aporte algo de luz a un misterio que tiene su origen en las tierras polares que dan nombre al título del libro.
'Estamos en el entrepuente bajo, en la carena,
por debajo de la línea de flotación, y pese a estar
tan cerca de ellos no se filtra el calor de los motores
que hace días que no funcionan. Estamos fondeados y tampoco
traspasa el temblor habitual la chapa ni el entablado.
No llega ya ninguna voz de la sala de máquinas y nadie
parece moverse en los pisos superiores. Se diría que el barco
está muerto, atorado, siento sus fluidos bajando
detrás de los mamparos.'
por debajo de la línea de flotación, y pese a estar
tan cerca de ellos no se filtra el calor de los motores
que hace días que no funcionan. Estamos fondeados y tampoco
traspasa el temblor habitual la chapa ni el entablado.
No llega ya ninguna voz de la sala de máquinas y nadie
parece moverse en los pisos superiores. Se diría que el barco
está muerto, atorado, siento sus fluidos bajando
detrás de los mamparos.'
Opinión:
Christian no es un hombre joven. Intuimos que tiene una edad pues se refiere con frecuencia a su pasado, a la guerra en la que tuvo que luchar y a los estragos que tanta ira y dolor causaron en su conciencia. Su alma está maltrecha, quebrantada por una carga emocional difícil de borrar a pesar de haber cicatrizado con los años. El hombre que lo entrevista le lanza preguntas cual dardos envenenados, mella sus recuerdos buscando hacer aflorar del subconsciente algo que le permita esclarecer los hechos recientes. Y es que en Polaris sabemos mucho del pasado pero muy poco del presente; esa es la baza que juega el autor con el lector.
Es mucho lo que oculta esta novela, por lo menos durante su primera mitad. El autor se esfuerza en crear un clima óptimo antes de desvelar el entuerto de esa funesta fecha del 4 de mayo. Para ello se sirve de notables descripciones de puertos desolados, de sus habitantes huraños y desconfiados y de un barco y una tripulación que se ven obligados a convivir en unas condiciones que exigen el máximo a cuerpo y mente. Clemot nos sumerge durante la primeras primeras páginas en un ambiente claustrofóbico que se enquista aún más cuando salimos a alta mar. El océano y los hielos infinitos rodean por doquier al Eridanus pero lo más terrorífico no se esconde en la naturaleza fría e implacable de los elementos sino dento del barco, en lo más oscuro y profundo de sus camarotes.
La extraña misión que le encargan a Christian es el punto de partida de una trama que progresa muy lentamente. La ambientación es la mejor baza de esta novela: parajes desolados y yermos donde imperan gélidos vendavales, pueblos fantasma habitados por almas en pena, marineros borrachos y con tendencia a la melancolía. El infierno blanco como decorado. Y luego está la sombra omnipresente de la Central, siempre vigilante, al acecho. Si la lectura no es plenamente satisfactoria se debe a la propia estructura del relato: sin guiones en los diálogos, con múltiples analepsis defíciles de discernir,... Todo ello hace menos fluida una trama que ya de por sí es muy lenta. Lo cierto es que existen pocas reseñas de este libro y coincido por completo con la más completa de ellas: demasiado subterfugio, demasiada treta para un final abrupto que deja un poso amargo. Un servidor esperaba (quizá ese sea el problema, mis expectativas previas) algo parecido a La guardia de Jonás pero creo que en este caso no he logrado impregnarme de ese espíritu marinero donde la camaradería siempre está por encima de cualquier terror, sea este real o figurado.
Ficha:
"Polaris" - Fernando Clemot
Salto de Página - Colección Púrpura, 71 (978-84-16148-24-0)
187 páginas
Salto de Página - Colección Púrpura, 71 (978-84-16148-24-0)
187 páginas
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