autor: M.P. Shiel
edición: Reino de Redonda (2005)
edición: Reino de Redonda (2005)
Nacido en la isla de Montserrat (en las Indias Occidentales) y educado en Barbados, M.P. Shiel fue un prolífico escritor en lengua inglesa, autor de una treintena de obras que se pueden enmarcar en los géneros de la fantasía sobrenatural y de la ciencia-ficción. Nombrada por otros colegas de profesión como H.G. Wells, Lovecraft o Stephen King, “The purple cloud” es su novela más conocida y se la considera una de las primeras en abordar la temática de un futuro post-apocalíptico.
Muy ducho en el uso de un lenguaje recargado (bastante habitual en esa época), Shiel quiso alejarse de este gusto literario para dar a su obra un cariz de novela de aventuras. Ello no quiere decir que el ritmo del libro sea ágil ni el lenguaje somero, pues tiende en exceso a la elucubración científica y moral, y en ocasiones pone auténticas trabas a la labor de los traductores por lo rebuscado de su prosa. ¡Y no digamos ya al pobre lector!
Sinopsis:
Sirva de ejemplo de este barroquismo literario la trama de la obra: se narran aquí las peripecias de Adam Jeffson transcritas a partir de las notas del doctor A.L. Browne, que a su vez son fruto de los sueños premonitorios que una paciente del citado doctor tiene bajo sesiones de hipnosis. No negaréis que todo ello es algo rebuscado... El meollo de la historia no es otro que el intento de llegar al Polo Norte geográfico por parte de una expedición de la que el doctor Jeffson forma parte. Será un capricho del destino el que guíe el sino de nuestro héroe hasta llevarlo a su meta; dicha hazaña está rodeada de un mal augurio (fallidos intentos anteriores lo atestiguan) pero por otro lado promete ser recompensada con una ingente cantidad de dinero.
La novela da un giro argumental drástico cuando, tras una penosa vuelta, Jeffson descubre que el resto de la humanidad parece haber sucumbido por completo a un cataclismo. Una nube púrpura se desplaza por el orbe liberando efluvios tóxicos ligeramente perfumados de melocotón, a la par que deja tras de sí un reguero de muerte y destrucción. Los orígenes de este fenómeno atmosférico son un misterio. Jeffson dedicará sus primeros esfuerzos en pro de comprenderlo, pero sin obtener resultados y fruto de la desesperación acabará aceptándolo como un castigo divino. Más tarde se centrará en la labor de buscar otros supervivientes, negándose a creer que sea el único individuo con vida.
Día tras día, año tras año, Jeffson irá sucumbiendo a sus propios miedos y la locura irá haciendo mella en él. El temor que le provocan la soledad y la oscuridad (terrores arcanos) acabará por trastornarlo; pasará de la ira a la depresión, de la violencia a la penitencia, todo ello en unas pocas horas. Rayando la megalomanía (al igual que el propio M.P. Shiel, autoproclamado regente de la minúscula isla de Redonda) adoptará la Tierra desierta como su feudo y hará y deshará a su antojo. Hasta que un hecho trascendental acabe trastornando su tranquila existencia.
'Bien sabe Dios que (el Polo Norte) es una tierra oscura, inclemente;
y el espíritu de la maldad y la locura está en ella...'
y el espíritu de la maldad y la locura está en ella...'
Opinión:
Esta lectura me ha resultado, para decirlo finamente, harto tediosa. Shiel abusa de las diatribas del protagonista, que se vuelven reiterativas y vacías. Tras una primera parte entretenida, durante los dos tercios restantes asistimos con parsimonia desesperante a las peripecias que sufre Adam Jeffson: se trata de un conjunto de páginas sin sentido, párrafos que apenas aportan información relevante, llenos de moralinas y de viajes introspectivos del protagonista en busca de la redención.
Es difícil apreciar esta obra por su prosa, hoy totalmente en desuso y poco atractiva. Pero la idea está ahí. Se trata de una historia pionera, de un primer balbuceo en el género que ha inspirado incluso al maestro del terror Stephen King. No por ello desmerece una oportunidad (que cada uno tome la decisión de asumir o no el riesgo) pues seguro nos dejará con la sensación de que el núcleo germinal es brillante. El potencial literario que esconde esta obra es abrumador y digno de ser recordado como un meritorio boceto de distopía post-apocalíptica, uno de los primeros y más arriesgados, y por ello de gran 'valor' literario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario