autor: Edith Wharton
edición: Eneida (2015)
edición: Eneida (2015)
Edith Wharton tiene un sitio reservado entre las más grandes escritoras del siglo XX. Norteamericana de nacimiento no escondió nunca su fascinación por Europa y su cultura; hasta allí viajó a menudo para finalmente instalarse en Francia a partir de 1907. Amiga de otros grandes de la literatura (Henry James, Scott Fitzgerald, Jean Cocteau o Hemingway) fue la primera mujer nombrada doctor honoris causa por la Universidad de Yale. Escritora prolífica, su obra más conocida es The Age of Innocence (1920), con la que ganaría el Pulitzer un año más tarde. Autora refinada y muy cultivada conoció de primera mano los lujosos ambientes que más tarde retrataría en sus novelas de forma brillante y no exenta de ironía.
La editorial Eneida recupera en su colección Confabulaciones tres de sus relatos, todos ellos con elementos sobrenaturales y publicados en 1937. La edición del libro es una delicia y fue decisiva para que lo comprase: no me pude resistir a su bella portada, rugosa y con una ilustración que destila un encanto añejo. Alejados de los cánones actuales del terror estos Cuentos de fantasmas fueron en su época algunos de los relatos de género más celebrados, aunque quizás el paso del tiempo los haya desmitificado un poco.
Sinopsis:
Los tres relatos que aquí se presentan tienen en común un hecho diferencial que aporta carácter y consistencia a este volumen: para que exista un fantasma debe haber también una mansión que esté a la altura. Las moradas que aquí se describen no son simples parajes en los que los espectros se materializan, sino que tienen conexiones espirituales y emocionales con el pasado de los aparecidos, aportando así un plus de credibilidad y de sólido realismo a las tramas.
En Después una pareja americana algo bohemia y un tanto alocada busca una casa en la campiña inglesa para instalarse. En una pequeña población, idílica y algo alejado del barullo, descubren la propiedad de Lyng, una mansión estilo Tudor sin apenas comodidades pero con gran encanto. Satisfechos con el hallazgo bromean incluso con que la presencia de un fantasma aumentaría su valor. ¿Se puede sospechar de una presencia fantasmal cuando esta aparece tan solo para desencadenar una tragedia? La desaparición de un hombre dará respuesta a esta y otras preguntas. La vieja casona será aquí mudo cómplice de un secuestro que parte de una idea sumamente original.
Kerfol es una vieja mansión fortificada sita en la propiedad que un hombre acaba de comprar en plena Bretaña. Una avenida de árboles extraños conduce a la casa, cuyos accesos están custodiados por una misteriosa manada de perros que guardan obstinados un silencio antinatural y escalofriante. Los habitantes del villorrio más cercano nos darán algunas pistas sobre sus antiguos habitantes y sobre los recuerdos que allí permanecen enterrados.
En La campanilla de la doncella nos encontramos con Alice Hartley, una joven que encuentra trabajo en una lúgubre mansión habitada por una mujer melancólica, la señora Brympton. La misión de Alice es sustituir como doncella a la recientemente fallecida Emma Saxon, quien durante largos años estuvo a las órdenes de la señora de la casa. La antigua habitación de la señora Saxon se encuentra frente a la de la recién llegada, está siempre cerrada con llave y parece esconder un turbio secreto. La presencia del señor Ranford, el marido de la señora Brympton, no hace sino oscurecer aún más un entramado sentimental repleto de dudas y sospechas.
'Pero el aspecto de Kerfol sugería algo más:
una perspectiva de recuerdos severos y crueles que se prolongan
como sus propias avenidas grises hacia una difusa oscuridad.'
una perspectiva de recuerdos severos y crueles que se prolongan
como sus propias avenidas grises hacia una difusa oscuridad.'
Opinión:
Tenemos aquí tres historias clásicas de fantasmas. Relatadas con primor y bellamente adornadas por la prosa de Wharton, se encuentran entre las más famosas de la literatura del siglo XX. Pero si bien eran totalmente adecuadas para los gustos y la estética en época de la escritora lo cierto es que han quedado desfasadas para los cánones del terror moderno, resultando incluso algo pueriles y vacías de contenido. Wharton se esmera en la forma gracias a su elevada prosa para recrear un escenario y un clima propicios, pero falla quizás en el contenido pues alarga demasiado la travesía hasta un clímax que, hoy en día, es difícil que sorprenda al lector instruido.
El primero de los relatos sorprende por su moderna concepción del fantasma, un elemento psíquico que es capaz de moverse a través de diferentes planos, pero la sorpresa inicial se diluye algo con los otros dos textos. Escritos de forma elegante, llenos de atmósferas oscuras y premonitorias, se quedan algo cortos en cuanto a la culminación de la tensión dramática, algo fundamental para los estándares actuales del género de terror.
A pesar de las conexiones psíquicas entre las mansiones y sus etéreos habitantes la lectura se me antojó floja por momentos. El paso de los años parece no haber sentado muy bien a alguna de estas historias. De todas formas se trata de un librito hermoso, corto y adecuado para leer de un tirón en cualquier momento en que se desee desconectar con una lectura diferente. Porque la prosa acurada de Wharton es ideal para trasladarnos a otras épocas y a parajes lejanos donde las presencias de ultratumba son tan comunes como el té con pastas de las cinco de la tarde.
Ficha:
"Cuentos de fantasmas" - Edith Wharton
Eneida - Confabulaciones, 79 (978-84-15458-69-2)
122 páginas
Eneida - Confabulaciones, 79 (978-84-15458-69-2)
122 páginas
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