autor: Richard Morgan
edición: Gigamesh (2006)
edición: Gigamesh (2006)
El primer capítulo de “Leyes de mercado” nos traslada de lleno al crudo escenario en el que nos moveremos durante las próximas cuatrocientas páginas: una sociedad capitalista despiadada y sin escrúpulos. Richard Morgan nos plantea un futuro distópico no muy lejano en el que corporaciones multinacionales controlan la economía, manejan a su antojo conflictos bélicos y dividen con premeditación a la población entre pobres y ricos. A priori una realidad no muy distinta a la que conocemos salvo por los coches de combate y por las carreras. Bienvenidos a “Market forces”, un mundo donde abundan las persecuciones sangrientas al más puro estilo “Mad Max" perpetradas por capullos trajeados dignos de “American psycho”.
Sinopsis:
Chris Faulkner acaba de firmar un contrato con Shorn Associates, multinacional de reputación mundial en la gestión económica en países emergentes. Chris acabará en el departamento de Inversión en conflictos, reducto de los ejecutivos más agresivos de la empresa y fuente de ingentes cantidades de financiación para la misma. El trabajo será duro, las expectativas máximas. Su mujer Carla no verá con buenos ojos este ascenso profesional pues intuye que acabará haciendo mella en el propio Chris. Y es que trabajar para gente como Shorn acaba quemando al personal y puede llegar a ser muy peligroso.
En esta fantasía futurista los pactos financieros no se firman en los despachos sino que se disputan en las autopistas: cuando dos empresas optan a un nuevo contrato escogen a sus mejores hombres y mujeres, los suben en sus coches tuneados y los baten en duelo a muerte. En un principio comenzaron como simples carreras de honor en las que el vencedor se llevaba el gato al agua, pero hoy en día no basta con llegar el primero, hay que destrozar al rival. ’Espíritu mercantil’ lo llaman. Las carreras se emiten como espectáculo televisivo: las audiencias y la reputación para las empresas ganadoras se miden en base a lo sangriento de dicha transmisión. Chris hace ya tiempo que disputó su última carrera, pero su nueva posición en Shorn generará envidias y quizás algún que otro aspirante tenga ganas de retarlo para lograr su puesto.
'Yo diría que cualquier economista que ejerza su profesión en el mercado libre
tiene sangre en las manos; de lo contrario, no está realizando su trabajo adecuadamente.
Es algo inseparable del mercado, de las decisiones que exige.
Decisiones difíciles, decisiones de vida y muerte.'
tiene sangre en las manos; de lo contrario, no está realizando su trabajo adecuadamente.
Es algo inseparable del mercado, de las decisiones que exige.
Decisiones difíciles, decisiones de vida y muerte.'
Opinión:
Acción y carreras trepidantes, rencillas personales, pactos y alianzas, sexo, violencia,... De todo hay en este Londres moderno ideado por Morgan y como lectores seremos testigos de ello gracias a su estilo narrativo directo y visual, muy cercano al cómic. Nos moveremos por la city y también por los guetos y los bajos fondos, aislados de los núcleos pudientes por muros y alambradas. El autor adereza esta sociedad implacable con personajes concretos que mantienen relaciones algo tormentosas, individuos tópicos con los que debemos empatizar (o no) en base a sus estereotipos algo trillados.
En conjunto la lectura me ha parecido irregular: con momentos buenos y otros no tanto. Los episodios de trama política protagonizados por dictadores y grupos guerrilleros aportan un trasfondo argumental necesario pero me han despistado en exceso. Creo que mi problema es que no he acabado de entrar en la novela ni de conectar con los personajes. El punto de partida me parece interesante: una especie de homenaje a las carreras de cuadrigas donde hombres valientes luchan por la gloria (y por su vida) generando espectáculo. El entorno mecanizado, el aire impregnado del aroma a queroseno y a goma quemada. El que sea débil o sucumba a los sentimientos puede acabar ardiendo en la cuneta.
No creo que la novela sea mala, pero sí opino que hay que saber conectar con ella para disfrutarla: hay que creer a pies juntillas en lo que nos dice Morgan, dar por sentado que los escenarios bélicos y económicos son factibles, aceptar la jerga y el mundillo de lujo algo macarra que el autor ha ideado influenciado por las múltiples películas de futuros oscuros y tecnificados que todos hemos visto alguna vez. Y yo no me lo he tragado. El desarrollo de tan brillante idea germinal me ha defraudado pues me ha sabido a poco: me ha recordado a las pelis de serie Z, esas con clichés tan machacados y absurdos que al final no hay por dónde cogerlas. Pero como siempre se trata de una simple opinión así que cada uno deberá juzgar si le gusta o no el libro y, lo que es más importante todavía, si la sociedad que se nos describe en sus páginas es una simple utopía o quizás no se encuentre tan lejos como creemos o desearíamos.
Ficha:
"Leyes de mercado" - Richard Morgan
Gigamesh (978-84-96208-36-0)
427 páginas
Gigamesh (978-84-96208-36-0)
427 páginas
No hay comentarios:
Publicar un comentario