9 sept 2015

Las puertas de Anubis de Tim Powers

Portada de Las puertas de Anubis de Tim Powers
autor: Tim Powers
edición: Círculo de Lectores (1990)

dos estrellas

Es increíble la expectación que ha generado esta reseña, incluso antes de ser publicada. Había avisado de antemano y preveía cierta controversia, pero no a este nivel… Me ha entrado incluso algo de canguelo con las amenazas y demás. Pero lo cierto es que Tim Powers tiene una numerosa legión de fieles y aguerridos seguidores, firmes defensores de su obra. Y no es para menos: su estilo es muy particular y en sus libros las aventuras no dan respiro. Desde su alabado “The Anubis Gates” (relato que aquí reseñamos) su crédito como escritor de género no ha hecho sino aumentar de forma exponencial libro tras libro.

Sinopsis:

1802 - Una noche aciaga, cerca de la ciudad de Londres, dos jefes gitanos se disponen a realizar un sortilegio. Gracias al antiquísimo libro de Toth, el doctor Romany ayudará a Amenofis Fikee a invocar a Anubis, el dios de la cabeza de perro, para poder así abrir las puertas del Tuaut. Permitir el acceso al inframundo, que lleva muchos siglos cerrado, forma parte del misterioso plan del Amo por devolver a la civilización egipcia la plenitud y los poderes de los que disfrutó antaño.

1983 - Brendan Doyle es requerido por el magnate J.Cochran Darrow para una misteriosa entrevista. Una vez en su destino descubre con pasmo que es posible viajar a traves del tiempo hacia el pasado, y que si está allí es para ser partícipe de un experimento que lo demuestre. La idea es permitir viajar a un grupo de privilegiados hasta la Inglaterra de 1810 para asistir a una conferencia del poeta Samuel Taylor Coleridge. Doyle viajará como experto en la figura de Coleridge, para asesorar al resto de componentes sobre el período histórico y la figura del escritor.

Con estos dos puntos de partida y con la premisa de que los viajes a través del tiempo son factibles tenemos servida una trama más que interesante. La historia viaja del futuro al pasado de forma indistinta, anhelando allanar el terreno para la futura llegada del Amo y creando un caldo de cultivo idóneo para llevar a cabo sus planes. Doyle se verá sumergido en esta vorágine de intriga y magia y deberá aprender a sobrevivir en una época que conoce bien desde el punto de vista teórico y académico, pero que en su cruda realidad se presenta mucho más oscura y peligrosa de lo que los textos narran.

'-¿Adaptarse? -gritó la voz del Amo desde la garganta de cera-.
¿Quieres acaso ser bautizado? ¿Sabes qué te ocurriría si pasaras
por el bautismo de los cristianos? Tu mismo ser sería negado...,
desaparecerías... ¡Serías como el caracol al que se le cubre de sal
o la polilla que arde en el fuego!'

Opinión:

Vayamos pues al grano. Tim Powers escribe muy bien: tiene garra y sentido del ritmo. Eso no lo pongo en duda. Pero no comulgo con su estilo, para nada. Tras un primer e infructuoso intento con “La fuerza de su mirada” me asaltó una sensación de desazón; temía haber escogido uno de sus peores libros, o quizás me había perdido algo, no sé. Lo cierto es que habiendo leído buena parte del libro, cuando apenas me faltaban unas ochenta páginas, desistí de acabarlo, algo que no suelo hacer casi nunca.

Afrontar un clásico como “Las puertas de Anubis” era todo un reto. Todo el mundo hablaba maravillas de él: exponente del steampunk decían… Intrigado y emocionado a partes iguales me embarqué en su lectura. Al principio bien: personajes interesantes y bien construidos, viajes exóticos y aventura, conflictos narrativos y buenas dosis de violencia,… Pero llegados a cierto punto volví a embarrancar en sus páginas. Cuando crees que Powers va a encarrilar o bien cerrar una de sus múltiples subtramas va el tío te abre otras dos y se va por los cerros de Úbeda. De repente te ves todavía más saturado de información, de descripciones barrocas y de situaciones algo surrealistas. Mi paciencia, quizás tenga poca, no da para tanto. Necesito que los libros tengan un inicio, un nudo y un desenlace (a no ser que seas John Hawkes, claro está). Y con Powers el desenlace sólo se da en la última página. En este caso en particular el efecto es sorprendente, sin duda, pero justo hasta ese momento te ha bombardeado con tanto subterfugio que a mí, la verdad, me acabó cansando. Si he acabado de leer el libro es porque se había convertido en un reto, en un acto de orgullo, pero de no ser así habría acabado como su predecesor, olvidado a medias en el más oscuro de los estantes.

Lo cierto es que la prosa de Powers es capaz de conducirme al hastío. Me agota y me exige un esfuerzo que a veces no estoy dispuesto a asumir, no por lo menos con este tipo de género. Cuando leo hard sci-fi sé a lo que me expongo: asumo los riesgos y cargo con las consecuencias de posibles teorías de física cuántica o lo que se precie. Pero con el género fantástico necesito algo fácil de leer, no un mundo tan vasto y complejo que tan solo resulta claro en la mente del propio escritor.

Eso sí, sus mundos y personajes son de lo más atractivo. Incluir en las tramas a colegas de profesión como Byron o Coleridge (no así Ashbless) es un buen elemento de metaficción y personajes como Cara-de-perro Joe o instituciones como la Hermandad de Anteo generan en el lector el ansia de saber más sobre ellos. El Londres oscuro y truculento, sus antros y tugurios, el cortejo de Horrabin, todo eso mola mucho (aunque no lo consideraría steampunk). La sensación global que me queda es que los elementos para el cóctel literario están ahí, que son buenos, pero que una vez agitados en la coctelera y servidos en el vaso Boston el resultado no es el óptimo, al menos para mí. El problema es que cuando el cansancio ha hecho mella en nosotros desde hace ya ciento cincuenta páginas no hay final molón que valga.

El resultado final ha sido un rotundo KO, un fiasco total del que tardaré un tiempo en recuperarme. Es posible que vuelva a leer a Powers en el futuro, pero no de inmediato. Dicho esto cuando aparezca por Gigamesh ya pueden abrir la trampilla y lanzarme a las mazmorras del Castillo de las Ratas si quieren. Y eso que todavía no he leído nada de Le Guin, que cualquier día aparezco por allí y le comento a @Toliol que me ha gustado “La mano izquierda de la oscuridad” y entonces me destierra definitivamente por gerontofilia jajajajaja. Pero ya lo dice el dicho 'para gustos...'.

Ficha:

"Las puertas de Anubis" - Tim Powers
Círculo de Lectores (978-84-226-3221-7)
441 páginas

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