24 oct 2016

La naranja mecánica de Anthony Burgess

Portada de La naranja mecánica de Anthony Burgess
autor: Anthony Burgess
edición: Minotauro (1976)
género: distopía ultraviolenta

dos estrellas

A Clockwork Orange es una de las películas que forma parte del imaginario popular y buena parte de culpa la tiene el tino con el que Stanley Kubrick supo plasmar lo que transmite la novela homónima. Hace mucho tiempo que vi la película (2003 queda ya muy lejano), pero recuerdo perfectamente el desasosiego y la repulsión que generaron en mi subconsciente ciertas imágenes violentas, impresiones similares a las que los sádicos experimentos de la novela logran causar en su protagonista. Lo que cuenta esta historia es conocido de sobra por (casi) todos; muchos habréis visto la película, pero quizá unos pocos habréis leído el texto en el que se basa. Abordamos aquí La naranja mecánica de Anthony Burgess, una de las distopías más representativas de la literatura universal que ha pasado a los anales de la historia de la mano de su brillante adaptación cinematográfica.

Sinopsis

Nos unimos a una banda de cuatro adolescentes que pasan las noches bebiendo, metiéndose en jaleos y propinando palizas a diestro y siniestro; estamos en un futuro distópico, no muy lejano en el tiempo pero sí muy distante en sus ideales. Aunque si lo pensamos bien quizá la novela no hable sobre el futuro sino del presente, de la deriva de una sociedad incapaz de atajar sus problemas de raíz. Lo cierto es que el autor nos presenta un mundo donde la ultraviolencia campa a sus anchas, un Estado en el que impera la inseguridad y en la que la policía no puede (o no quiere) resolver los problemas de los ciudadanos anónimos, aquellos que madrugan cada día para ir a trabajar a cambio de un miserable sueldo. La estética y los valores recuerdan a los antiguos regímenes y logran trasladar a nuestra imaginación hacia tiempos pretéritos, si bien la pátina que rodea la trama es la de un aséptico y gris futuro.

Alex, Pete, Georgie y Lerdo forman una pandilla. Alex y sus drugos (amigos en idioma nadsat) se dedican a asaltar, parapetados tras máscaras, la aparente seguridad de los hogares ajenos. Una vez dentro roban, amenazan a sus habitantes y llegan a abusar sexualmente de algunos de ellos. Los hallanamientos son, junto con los hurtos callejeros, su fuente de financiación: gracias a ellos pueden permitirse salir de copas y comprarse ropa cara o caprichos como un buen reproductor estéreo. Pero a pesar de su agresividad y de su mal entendida hombría son apenas unos chicos que durante el día siguen viviendo con sus padres y que asisten (cuando les da la gana) a clases en el instituto. Alex, autoproclamado líder de la banda, tiene quince años y lleva desde los once entrando y saliendo de centros correccionales. Sin duda tiene una gran trayectoria criminal y se jacta de ello.

Pero durante una de sus fechorías algo se tuerce y Alex acaba siendo arrestado. Es declarado culpable y se le impone una condena de catorce años en la prisión estatal 84F: Alex pierde entonces su estatus de líder y pasa a ser el recluso 6655321. Dentro de la cárcel aprenderá las ventajas de pasar desapercibido y ser un individuo anónimo: su buen comportamiento le permitirá pasar unas horas ayudando en la capilla de la prisión. Allí podrá disfrutar de una de sus pasiones, la música clásica, a la par que irá forjando su buena reputación como recluso modélico. Cuando llega a sus oídos un estudio en fase experimental que podría reducir su tiempo de condena drásticamente se obstina en que él es el candidato ideal. Conocido extraoficialmente como técnica de Ludovico el proyecto es un programa de reinserción exprés, un sistema que asegura transformar en tiempo récord al individuo para devolverlo a la sociedad, anulando las tendencias delictivas y convirtiendo al paciente en un elemento cien por cien productivo y apto para vivir en comunidad. En este punto surgen los fotogramas de la película que todos tenemos grabados en la retina, aquellos que desencadenan el tramo central y el desenlace de la obra, los que convierten el sueño de Alex en una auténtica pesadilla.

'Te han convertido en algo que ya no es
una criatura humana. Ya no estás en condiciones
de elegir. Estás obligado a tener una conducta
que la sociedad considera aceptable, y eres una
maquinita que sólo puede hacer el bien. Comprendo
claramente el asunto... todo ese juego de los
condicionamientos marginales. La música y el acto
sexual, la literatura y el arte, ahora ya no son
fuente de placer sino de dolor.'

Opinión

Obra incómoda y de gran profundidad, la novela que nos ocupa reivindica que la condición humana reside en poder tomar nuestras propias decisiones. La anulación del individuo, las injusticias sociales, la represión y la violencia que ejercen los gobiernos totalitarios son las lacras que denuncia su autor. Burgess propone además la necesidad del arte y de la cultura para alcanzar la felicidad completa. Junto con 1984, Un mundo feliz o Fahrenheit 451, La naranja mecánica es una de las grandes distopías de la literatura moderna. Todas ellas debaten sobre la idoneidad de reconducir la sociedad restringiendo, eliminando incluso, las libertades y el poder de decisión de los individuos que forman parte de la misma. El autor advierte aquí que estas tácticas se pueden volver contra la propia sociedad y pone el ejemplo de Alex, auténtico catalizador de la trama, un arma en potencia para cualquier bando que ansíe el poder.

Otro aspecto que identifica La naranja mecánica es el uso del lenguaje: el propio Burgess afirmó que leer su obra era como hacer un curso acelerado de ruso. Nada más comenzar la lectura apreciamos que los vocablos chirrían, que apenas entendemos nada de lo que el propio Alex nos narra. El autor se inventa aquí una jerga (el nadsat) usada por los adolescentes, un lenguaje que bebe de las raíces del ruso y demás lenguas eslavas. Poco a poco, no sin esfuerzo, el lector comienza a vislumbrar los diferentes significados; gracias a la reiteración y al glosario del final del libro se pueden resolver todas las dudas. Aun así supone un gran esfuerzo de concentración poder dirimir el sentido de ese extraño dialecto.

Las imágenes del filme de Kubrick nos ayudan a contextualizar los hechos, a recrear visualmente el mundo distópico que nos propone el escritor y eso es algo vital en una lectura que, de otro modo, puede llegar a resultar tediosa. No me importa que me planteen retos imaginativos, es más, me apasionan los incentivos, pero cuando la lectura exige demasiado o resulta apenas comprensible tiende a agotarme; en este sentido soy un lector algo vago, lo reconozco. Ya me pasó con la novela Iris de Edmundo Paz Soldán, obra que dejé a medias a causa de un KO por puntos frente a su lenguaje, pero que tengo intención de retomar algún día. En el caso que nos ocupa disponía de un apoyo visual previo, algo que me ha ayudado a progresar adecuadamente. Y es que sin ese salvavidas la presente novela hubiese acabado en el mismo cajón que la anterior. La naranja mecánica es una obra verdaderamente joroschó, una historia que vale la pena conocer pero que puede resultar difícil de digerir debido a su lenguaje, a lo intrincado de su traducción y por la dureza de sus escenas. Hay que adentrarse en ella seguros del terreno que pisamos, habiendo meditado previamente a qué nos enfrentamos y dispuestos a sufrir todo el abanico de atrocidades que la mente humana es capaz de idear.

Ficha

"La naranja mecánica" - Anthony Burgess
Traducción de Aníbal Leal
Minotauro (978-84-450-7135-1)
195 páginas

2 comentarios:

  1. ¡Saludos y felicidades por tu blog, me parece interesante! Yo colaboro en el blog de reseñas literarias Capítulo IV, y he pensado que te podía interesar. Publicamos cada miércoles, y escribimos sobre aquellos libros que nos han apasionado, bien sean clásicos, poesía, ensayo, teatro o lo que se tercie.

    Además de invitarte a pasar por nuestro blog y nuestras redes sociales, en un día como hoy estamos recomendando un libro que reseñamos ya hace un tiempo. Se trata de "Otra vuelta de tuerca", de Henry James. Es uno de los clásicos del género de misterio. He aquí la reseña: https://capitulocuarto.wordpress.com/2016/07/16/otra-vuelta-de-tuerca-henry-james/

    ¡Gracias por tu tiempo!

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    1. Buenas noches y muchas gracias por vuestro interés. Lo cierto es que a día de hoy el blog me consume más tiempo del que quisiera y me impide abordar otras actividades (más lecturas o mayor dedicación a la escritura), así que ahora mismo no me planteo realizar colaboraciones.

      Quizás en un futuro. Quién sabe! De todas formas es un honor que me tengáis en cuenta.

      Un abrazo.

      @pancromatic

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