Esta vez sí estaba preparado. Cuando abordé por primera vez los relatos de quedé sumamente impactado por la crudeza de esos relatos de terror cotidiano: lo macabro y oscuro de las perversiones mundanas rebasó mis expectativas y quedé noqueado, de ahí que mi valoración quizás no fuese justa. Pero a la segunda ha sido la vencida. Si bien estos cuentos que nos ocupan son anteriores cronológicamente a los recogidos en "Las cosas que perdimos en el fuego" la editorial los ha editado un año después, margen más que suficiente para poder afrontar "Los peligros de fumar en la cama" con plenas garantías. Y el resultado no ha podido ser más satisfactorio, no en vano estamos ante una de las voces más potentes del terror servido en pequeñas dosis.
He aquí doce relatos breves donde el horror se oculta tras múltiples identidades y facetas, una docena de cápsulas que logran sintetizar el terror en la aparente simplicidad de los actos más cotidianos. Ya sea en las grandes metrópolis o en medio de parajes rurales los miedos más profundos siempre acechan. Una niña desentierra unos huesecillos en el patio de casa de su abuela y, sin saberlo, abre la puerta a una fantasmagórica presencia. Un grupo de adolescentes pasan los días de verano nadando en la tosquera de la Virgen, junto a la gruta y el altar, sin sospechar lo que les espera. Un carrito grotesco y macabro demuestra que la mala suerte y las maldiciones a veces van de la mano. El agua de un aljibe refleja miedos y oscuros secretos mezclados con aires de santería. Barcelona está plagada de locos y de fantasmas que deambulan por el Raval sin descanso. Y en sexto lugar tenemos la relación entre una chica de tendencias suicidas destrozada por el desamor y el fantasma que habita en un hotel.
La segunda mitad del libro la abre un relato excelso sobre una chica con una extraña filia sexual por las enfermedades cardíacas. El fenómeno fan llevado a su extremo más literal y morboso lleva a dos chicas a cometer un acto macabro en el octavo cuento. Y a partir de aquí, y esto es una opinión personal, el nivel de las historias baja ligeramente con un chico que graba a parejas e individuos de toda índole en sus actos más íntimos e inconfesables y con unos jóvenes desaparecidos que reaparecen en los parques, años más tarde, sin apenas recordar nada. El conjunto lo cierran el texto que da título a la antología y una sesión de ouija entre cinco adolescentes que no acaba demasiado bien.
que acompaña a su recuerdo se parece
al deseo, cuando, de ser ciertas
mis sospechas, debería parecerse
al horror.
En este conjunto de historias breves el terror adopta cualquier forma conocida: muertos aparecidos, perros salvajes, corazones palpitantes... El terror ya no está circunscrito en cementerios ni castillos vetustos de regiones remotas, sino que subyace en lo cotidiano, en aquello que nos rodea a diario.
vuelve a deslumbrar con su lenguaje simple pero efectivo, con esa prosa preñada de nuestras más profundas y oscuras pesadillas.La autora vuelve a otorgar gran protagonismo a las chicas, logrando transmitir así un feminismo descarnado que trasmuta en algo realmente hermoso. Su relato "Dónde estás corazón" es, sin duda alguna, el mejor y más bello relato de amor postmoderno que un servidor ha tenido el placer de leer. Enriquez sigue con los elementos que tan bien le funcionaron en su primer libro de relatos, pero añade aquí un cierto toque escatológico e incorpora seres tan memorables como la virgen negra que concede oscuros deseos. Habría sido esta una reseña de cinco estrellas si la sensación de estupor no hubiese decaído en la última parte del libro, pero eso ya son manías de un servidor. Lo que está claro es que la autora argentina es, por méritos propios, un referente actual de la literatura de terror y una de las voces más potentes en lo que a relatos breves se refiere.
199 páginas
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